En el hall del Liceo Municipal (ex Molino Marconetti), el intendente Emilio Jatón, junto a la concejala Laura Mondino, y al secretario de Desarrollo Urbano, Javier Mendiondo, brindaron una conferencia sobre los Códigos de Habitabilidad y de Patrimonio, aprobados este martes en el Concejo santafesino a instancias de un proyecto del Ejecutivo municipal.
La normativa fue sancionada por unanimidad. En este sentido, el Código de Habitabilidad reemplaza el Reglamento de Edificaciones Privadas, el cual había sido sancionado en 1976 y que, además de estar desactualizado en diferentes aspectos, carecía de una perspectiva o concepción integral de la ciudad.
Mientras que el Código de Patrimonio Urbano Arquitectónico actualiza la normativa vigente desde 1996 y, principalmente, modifica el criterio actual que establece cuáles son los edificios considerados patrimoniales; extiende la protección, además de inmuebles, a tramos, ámbitos, áreas, paisajes urbanos o sitios; propone un Catálogo de Bienes del Patrimonio; e impulsa incentivos para promover la protección, entre otras cuestiones.
“Saldamos una deuda histórica en la ciudad de Santa Fe. Estamos pensando en la ciudad del futuro; cambiando el paradigma de acá en adelante”, dijo orgulloso el intendente Emilio Jatón y en la misma línea completó: “Es una deuda pendiente porque la última vez que se trabajó fue en 1976 y después de ahí vinieron los parches que lo único que hicieron fue que no haya reglas claras y cada uno hacía lo que le convenía y el punto final lo puso este nuevo código de habitabilidad que aprobó el Concejo”.
Luego agregó: “A partir de ahora las reglas van a ser claras: balcones, lugares expansibles, tratamiento de aguas grises, de la basura, veredas, jardines laterales o verticales, entre otros. A las ciudades hay que planificarlas y por eso estamos pensando en la ciudad del futuro”.
Para cerrar, Jatón manifestó: “Las ciudades se piensan en forma colectiva, no se puede pensar desde un solo lugar y estos códigos hablan a las claras de que en Santa Fe se piensa en forma conjunta porque pensamos cómo, dónde y de qué manera van a vivir los santafesinos. Ponemos la mirada mucho más allá que la coyuntura, sino pensando en los próximos 30 ó 40 años, y en una ciudad distinta para todos”.
Proceso participativo
Por su parte, Mondino destacó que “es un día muy importante para Santa Fe porque el Concejo Municipal aprobó por unanimidad dos ordenanzas que son claves para la ciudad porque es pensar cómo vivimos y desarrollamos nuestra ciudad no solo en el presente sino pensando en el futuro, en una ciudad de acá a 30 años”.
Resaltó, en este sentido, todo el proceso participativo que se desarrolló “porque fue durante un año cuando nos reunimos con todos los actores involucrados en la temática, que aportaron ideas y miradas y por eso estas dos ordenanzas fueron enriquecidas, pensando en las nuevas demandas y necesidades que surgen en las construcciones, y no solo para los grandes desarrolladores sino en el particular y esto va a dar respuestas, va a hacer más ágil y eficiente la tramitación”, destacó Mondino.
Si bien ahora falta la reglamentación que deberá hacer el Ejecutivo Municipal, la edil resaltó el trabajo que se hizo desde el Concejo con todos los bloques, que “se comprometieron y enriquecieron los proyectos”, dijo y luego cerró: “Sin dudas es una norma que viene a dar respuesta pero que se trabajó con una profunda escucha y sobre todo, con mucho diálogo”.
Vale destacar que este proyecto llevó más de un año de trabajo del municipio con muchos actores. Ambas propuestas fueron discutidas y trabajadas en un amplio proceso que incluyó reuniones con los Colegios de Arquitectos y de Ingenieros; la Cámara de la Construcción; la Universidad Nacional del Litoral y la Universidad Católica; las Comisiones Municipales de Patrimonio y de Discapacidad; organizaciones que impulsan materiales y sistemas constructivos “no tradicionales”: Red Protierra, Cooperativa Teko, el Laboratorio de Técnicas y Materiales (LATMAT, dependiente de la UNL), el Centro de Investigación y Desarrollo para la Construcción y la Vivienda (CECOVI, UTN), y organizaciones como: la Asociación Mírame Bien, la Tifloteca Santa Fe, MOI y CANOA.
Código de habitabilidad
A partir de este nuevo código se cambian los paradigmas de los espacios habitables en los cuales la sociedad reproduce sus dinámicas y acciones, garantizando una calidad de vida apropiada para todos los ciudadanos. Esta norma flexibiliza el modo de llevar adelante los trámites a partir de la identificación de cinco categorías de obras, entendiendo que cada una de ellas requiere tramitaciones y requisitos diferentes y acordes a su escala.
En este sentido, el secretario de Desarrollo Urbano aclaró: “El código de habitabilidad va a ir desde las pequeñas cosas como que vamos a poder disfrutar de balcones en todas las unidades habitacionales que se construyan de aquí en adelante hasta las grandes cuestiones estratégicas como estudios de impacto ambiental. Pero además es la primera norma que tiene de manera integrada una lectura y planificación ambientales para favorecer un modelo de ciudad que se enfrente al cambio climático, que cumpla con los modelos de desarrollo sustentable y que se proyecte al futuro haciendo un diálogo virtuoso entre el propio desarrollo que tiene la ciudad,y las condiciones de la naturales y el paisaje”.
Por otra parte, el reciente impacto de la pandemia Covid-19 en los “modos de vivir” la ciudad y de habitar los espacios obligó a repensar con nuevos enfoques la habitabilidad y a incorporar nuevas exigencias relacionadas a las expansiones de los espacios interiores y su relación con el espacio urbano. La relación con el ambiente pasa a tener una importancia estratégica en la construcción de la ciudad, en concordancia con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y enfocando hacia una Santa Fe más saludable y sostenible. Se identifican y por primera vez se ordenan en conjunto una serie de estrategias ambientales con las cuales construiremos una ciudad que armonice con nuestro entorno y se enfrente al cambio climático con edificaciones más sustentables.
A partir de estas estrategias se favorecerá la construcción de terrazas verdes y jardines verticales, la utilización de energías renovables, la regulación de los excedentes de agua de lluvia, el confort higrotérmico y el etiquetado energético,la construcción en tierra y/o técnicas naturadas, captación y tratamiento de las aguas grises de las edificaciones, gestión y tratamiento de los residuos en las edificaciones, entre otros.
Entre algunas características del extenso código, todas las unidades habitacionales a partir de ahora deberán contar con espacios de expansión como terrazas, patios, balcones, y que en contexto de pandemia fueron fundamentales. Además, se incorpora de manera integrada con los demás aspectos de la construcción de ciudad, la perspectiva de accesibilidad universal para los espacios públicos y privados.
La movilidad sustentable y el favorecimiento de los modos de accesibilidad acordes a un desarrollo futuro con menos autos y más personas en el espacio público también están incorporados en este código. Las veredas serán espacios para peatones y se disminuirá el impacto de los automóviles en el interior de los espacios privados y en los ámbitos públicos. También se reorganizó las franjas y anchos de veredas con distintas exigencias de acuerdo al ancho de la misma.
Código de Patrimonio Arquitectónico
Con esta ordenanza se viene a saldar una deuda histórica respecto al acuerdo social sobre cuáles inmuebles tienen verdaderamente valores patrimoniales. Se generó un registro denominado “Catálogo de bienes del patrimonio urbano arquitectónico”. Hasta ahora se consideraba como bienes de “interés histórico-artístico” a los inmuebles que tuvieran una antigüedad mayor a 80 años como condición genérica y preventiva, lo cual generaba una gran confusión y falta de previsibilidad para los propietarios de estos inmuebles.
A su vez, este código se plantea como una ordenanza integral de revisión de los conceptos y herramientas administrativas, con una mirada contemporánea de la conservación del patrimonio y el modelo de ciudad. Por eso, se aprobó la confección de un catálogo abierto y público, que permita modificaciones, incorporaciones o exclusiones de manera ágil. Este catálogo será de fácil acceso a toda la ciudadanía a través de las plataformas digitales.
Mendiondo agregó: “Este código viene a poner orden a una perspectiva de trazabilidad sobre qué hacer con esto que tenemos en la ciudad. Hay joyas de la época colonial, tenemos edificios de principios del siglo XIX, tenemos arquitectura industrial, construcciones más modernas de la década del 40 o del 50, en definitiva tenemos que ordenar el desarrollo de la ciudad respetando el valor de esta tradición pero sin congelar la ciudad que es lo que estaba pasando hasta ahora”.
Para finalizar, dijo:”La ordenanza que se derogó decía que todas las construcciones de más de 80 años tenían que tener algún tipo de tutela patrimonial y eso aplicaba a más de 20 mil inmuebles de la ciudad y congelaba el desarrollo de muchas zonas. Se hizo un trabajo muy articulado y concluimos en que hay 500 edificios de valor patrimonial directo y otros 900 que cautelarmente tenemos que analizarlos y ver cuál es su condición”.
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