8M: Mujeres que inspiran, mujeres potenciadoras de un mundo mejor
En el Día Mundial de la Mujer Trabajadora, la historia de mujeres que hacen camino y dejan una impronta en la UNL siglo XXI. Científicas, investigadoras, docentes, extensionistas, ¿qué las motiva, las inspira, cómo alentar a nuevas generaciones?
Determinación y decisión por construir su propio futuro, mejores futuros, las claves en el camino de mujeres que inspiran, mujeres potenciadoras que alientan a las próximas generaciones a construir mundos posibles.
En el Día Mundial de la Mujer Trabajadora, este 8 de marzo, la historia de mujeres que hacen camino y dejan una impronta en la UNL siglo XXI.
Científicas, investigadores, docentes, extensionistas, ¿qué motiva a estas mujeres? ¿qué las inspira? ¿cómo alentarían a nuevas generaciones?
En Latinoamérica, tanto en el sector público como en el privado, las mujeres ocupan el 19% de los cargos ejecutivos y los hombres el 81 %, según datos de la encuesta del 2017 del Banco Mundial sobre 14.412 empresas de América Latina.
Para transformar esta situación, la UNL trabaja para democratizar el acceso al conocimiento y a las herramientas disponibles para generar espacios inclusivos y diversos que apuntalen la igualdad para lograr productividad e innovación en los ambientes de trabajo y en las decisiones de los gobiernos. Las acciones se plasman en un pionero Programa de Género, actividades extensionistas, la formación y el apoyo a mujeres emprendedoras con más de 20 años de aliento e inaugurando políticas académicas y de investigación sobre temáticas de género, diversidad e inclusión.
Este 8 de marzo, la historia de mujeres que, desde nuestro entorno, nos inspiran.
Marta Paris, doctora en Recursos Hídricos, docente y decana de FICH-UNL
Decidió ser Ingeniera en Recursos Hídricos en tercer año de la escuela secundaria. “Fue una decisión que sostuve, pese a que amigas y algunos familiares me instaban a seguir otra carrera.. ¿Qué vas a hacer cuando termines? Era la clásica pregunta, como un claro mensaje de que «la Ingeniería no es para mujeres». Pero esto no cambió mi meta y la pasión por aprender temas de recursos hídricos y poder contribuir luego, como profesional, con soluciones a problemas que afectan a la sociedad”, asegura Marta Paris y remarca que “no me importó no ser compatible con el estereotipo correspondiente al ingeniero”.
“Mi historia podría no haber sido así sin el apoyo de mis padres -que me dieron la libertad de poder elegir el camino-, de un marido que siempre me acompañó y acompaña, de hijos que entendieron que la mamá trabaja no solo para recibir un sueldo, sino porque estudió y se esfuerza día a día para ser alguien en la vida y estar orgullosa y feliz de cada paso logrado gracias a la dedicación y constancia para superarse”, opina.
“Se trata de llegar en base al esfuerzo, que es lo que valida los méritos alcanzados, para lo cual es indispensable que existan esas oportunidades de empoderamiento; posibilidad que la comunidad de la FICH me brindó al permitirme conducir la facultad sin poner en tela de juicio mi condición de mujer”, enfatiza Marta Paris y recuerda que “no ha sido siempre un camino de rosas. He tenido que sortear obstáculos, sinsabores con colegas que no tienen la capacidad para entender la igualdad, la equidad y las cuestiones de género en general, que van más allá de la clásica diferenciación entre hombres y mujeres, pues refieren a grupos etarios, cultura, condición geográfica, social, etc. Pese a ello, siempre me inspiró, me impulsa y me apasiona poder ser un «actor de cambio» para que haya hombres y mujeres que puedan reconocer y valorar las capacidades de cada persona sin anteponer prejuicios por tratarse de una mujer o por su identidad sexual”.
Vanina Márquez, doctora en Ciencias Biológicas, docente, investigadora y emprendedora
Es graduada de la licenciatura en Biotecnología de la FBCB-UNL, donde luego realizó el doctorado en Ciencias Biológicas y se desempeña como docente e investigadora desde hace más de 15 años. Ha participado en diferentes proyectos de investigación y de extensión. Actualmente, junto a su equipo del Laboratorio de Fermentaciones investigan sobre las aplicaciones biotecnológicas de las microalgas. Con la inquietud de que los resultados puedan acercarse al mercado, presentó su proyecto a la línea de Capital Semilla y está incorporando herramientas para desarrollar un emprendimiento en el Programa UNL Potencia, ambos de la Secretaría de Vinculación Tecnológica e Innovación de la UNL.
“Nuestro emprendimiento se propone llevar al mercado un nuevo biomaterial para la elaboración de diversos productos, que hoy se manufacturan con plásticos derivados del petróleo”, comenta Vanina. Esto permite un impacto positivo en el ambiente. Comparte el emprendimiento con María Inés Pidhirnyj y expresa que “en el laboratorio desarrollamos líneas de investigación que me motivaron a indagar en el potencial comercial de los productos y actividades de los microorganismos con los que trabajamos. Además, me motiva el desafío de seguir el camino que lleva de un desarrollo a un producto que pueda atender a una demanda concreta, ya sea social, comercial, etc. Para mi sorpresa, el camino inverso también es muy enriquecedor, es decir, reconocer detalles de las demandas para orientar la investigación en el laboratorio”.
¿Cómo alentaría a otras mujeres a seguir sus sueños? “Los “sueños” son objetivos de máxima en la realización personal y los hay muy diferentes. Personalmente me resulta mejor pensar en pequeñas metas concretas. Celebro y me parece fundamental la forma en que esto se está comenzando a trabajar desde las infancias, desaprendiendo estereotipos y aprendiendo a valorar los roles y tareas que desempeñan las mujeres en diferentes ámbitos”, expuso la emprendedora.
María Alejandra Maine, doctora en Química, investigadora superior del Conicet y docente de FIQ-UNL
María Alejandra Maine, es licenciada en Química y doctora en Química de la FIQ, es investigadora superior del Conicet desde 2019; docente-investigadora Categoría I en el marco del Programa Incentivos de la Secretaría de Políticas Públicas de la Nación (SPU). Fue presidente de la Red Panamericana de Sistemas de Humedales desde 2018 a 2021. Sus líneas de investigación se enmarcan en dinámica de contaminantes en humedales construidos para el tratamiento de diferentes efluentes.
“Las mujeres tenemos que animarnos a todo, es decir, al desafío que se nos presente porque tenemos una inmensa capacidad de salir adelante y, por supuesto, que podemos complementar la vida privada con la académico-científica”, indica y añade “fui con un embarazo avanzado a un congreso en España, el médico obstetra me hizo un certificado para que pueda subir al avión, mi marido me acompañó; nunca pensé que me iba a ir mal, me dije: “lo peor que me puede pasar es que mi hijo nazca en España, en un pueblo cerca de Sevilla”, rememora entre risas y afirma que “la ciencia que hacemos en Santa Fe tiene nivel internacional y nos encontramos muy bien posicionados”.
No duda en afirmar que “las mujeres tenemos cualidades que potencian la tarea científica, poseemos una visión diferente, una perspectiva distinta a la de los hombres y eso hace que el trabajo y la producción científica se enriquezca. Estoy a favor de los grupos interdisciplinarios, en los cuales mujeres y hombres de diferentes disciplinas produzcamos colaborativamente, nos complementemos”, continúa.
“Siempre me gustó saber por qué ocurre algo y como aplicarlo; si bien, me parece muy importante la investigación básica, mi perfil está orientado a la investigación aplicada”, explica Maine. “La primera vez que realizamos transferencia al medio, el humedal construido debía tratar 300.000 litros por día y nosotros trabajamos con reactores de 5 litros en el laboratorio. Fue un gran desafío y lo logramos con creces. En otra oportunidad, junto a mi equipo, fuimos uno de los primeros a nivel mundial en eliminar metales de efluentes industriales”, destaca.
Alba Imhof, licenciada en Biodiversidad, docente de FHUC-UNL, Coordinadora de patrimonio natural del Programa Ambiente y Sociedad
Se dedica a la educación ambiental y el abordaje de problemáticas ambientales a través de diversos proyectos de investigación y extensión. Participa del Comité Intersectorial de Manejo (CIM) del sitio Ramsar Delta del Paraná y Jaaukanigás y del Comité de Gestión de las Reservas de Ciudad Universitaria y de la Escuela de Agricultura Ganadería y Granja de la UNL en Esperanza.
“De niña solía pasar mucho tiempo en la zona de islas de Santa Fe, en un tiempo donde no había internet, ni posibilidad de recibir información, por eso gran parte de mi conocimiento se debe a la observación y la lectura de libros. Las carreras relacionadas con las ciencias naturales no son sencillas y quiénes nos dedicamos a la biología lo hacemos por pasión, más que por la trascendencia profesional o rédito económico”, manifiesta Alba Imhof.
“En mis inicios, estudié mucho sobre los reptiles y mis primeras prácticas fueron en la estación zoológica experimental Granja La Esmeralda, un espacio que me abrió todo un mundo respecto a los animales, que me atrapó y donde transito desde hace más de 30 años”, cuenta y resalta que “uno de los desafíos que afronté fue cómo hacer para que la sociedad entendiera que todos los seres vivos, incluso aquellos a los que tememos como un cocodrilo y una víbora, son tan importantes como cualquiera de los otros organismos que nos resultan simpáticos en la naturaleza. Entonces trabajé mucho en la educación, hoy traducida en una asignatura de educación ambiental que se relaciona con la ley de Educación Ambiental Argentina y que busca cambiar las miradas de la sociedad sobre la naturaleza, el ambiente y las cosas que hacemos”.
Realiza tareas de investigación y docencia “donde puedo compartir todo ese proceso de aprendizaje con los estudiantes, pero ha sido imprescindible involucrarse en acciones de extensión para generar procesos de cambio y transformación social en un trabajo junto con la comunidad. He conformado equipos y proyectos en diferentes barrios de la ciudad, en las islas, en las reservas ecológicas, con instituciones y escuelas. Se abordaron diversas problemáticas y sobre todo hemos tenido que repensar lo aprendido a partir de la mirada de las personas que viven en el ambiente”.
“Poder construir esos espacios de encuentro, poder dialogar es una tarea muy inspiradora que se vincula con ese desafío y necesidad de compartir”, indica y agrega: “Me inspira todo, sobre todo he perseguido, y lo seguiré haciendo, la idea de entender cómo ocurren ciertas cosas en la naturaleza y poder compartirlas”.
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